Con mi equipo siempre
🤝 Con mi equipo, siempre. No como una obligación. Como una elección.
Hay una frase que se repite mucho en el mundo corporativo:
“Los compañeros de trabajo no son tu familia.”
Y lo entiendo.
En parte, es cierto.
No compartes lazos de sangre.
Cada uno tiene sus objetivos.
Sus prioridades.
Sus miedos.
Sus propias batallas.
Y aún así… yo no puedo evitar pensar diferente.
📍 Pasamos más tiempo con nuestro equipo que con nuestra familia.
Literal.
Durante la semana, veo más a mis compañeros que a mi mujer o a mi hija.
Comparto más cafés con ellos que con mis mejores amigos.
Solucionamos más problemas juntos que con nadie más.
Entonces… ¿cómo no voy a querer tener buenas relaciones con ellos?
¿Cómo no voy a querer generar confianza, cercanía y respeto?
Sé que hay quien dice:
❌ “No hay que compartir lo personal.”
❌ “No te fíes demasiado, pueden usarlo en tu contra.”
❌ “Cada uno a lo suyo, que esto es trabajo.”
Pero ¿sabes qué?
Yo no quiero vivir con esa desconfianza constante.
No quiero mirar siempre por encima del hombro.
No quiero ir con escudo y armadura al trabajo cada día.
🙌 A mí me gusta quedarme un rato hablando después de una reunión.
Me gusta compartir una cerveza los jueves al salir.
Me gusta preguntar por los hijos de mis compañeros.
Porque creo que eso también es construir equipo.
No se trata de hacer amigos forzados.
Se trata de reconocer que somos humanos.
Y que si vamos a remar juntos, mejor remar con gusto que por obligación.
🎯 Porque he estado en sitios donde el trabajo era una guerra.
Donde todo era política, desconfianza, egos.
Lugares donde el éxito de uno parecía el fracaso del otro.
Donde los pasillos estaban llenos de cuchillos invisibles.
Donde hablar en voz baja no era por respeto, sino por miedo.
Y en esos ambientes… nadie gana.
La energía se contamina.
La motivación se desploma.
Y lo peor: te llevas ese veneno a casa.
¿Quién paga ese precio?
Tu familia.
Tu salud.
Tu estado de ánimo.
Tus sueños.
Por eso aprendí algo que hoy tengo tatuado (figuradamente… de momento 😅):
✨ El mejor equipo no es el que más sabe, sino el que más confía.
He tenido suerte.
He trabajado con personas brillantes.
Profesionales de verdad.
Gente que se parte el alma por el equipo.
Y que, incluso años después, siguen formando parte de mi vida.
👀 Ellos saben quiénes son.
(Y si me estás leyendo… gracias por haber formado parte de ese camino.)
No me interesa ser “el mejor”.
Me interesa ser el mejor compañero.
El que suma.
El que empuja.
El que está cuando hace falta.
El que celebra los éxitos ajenos.
Y el que levanta a otros cuando se caen.
Porque el talento individual te lleva rápido.
Pero el equipo te lleva lejos.
🔔 Y ojo, sé que a veces competimos por el mismo objetivo.
Sé que hay promociones, reconocimientos, bonus.
Sé que no siempre se puede ganar todos a la vez.
Pero eso no justifica pasar por encima de nadie.
No justifica jugar sucio.
No justifica apagar la luz del otro para que brille la tuya.
🤲 Yo creo en la colaboración.
En el respeto.
En el crecimiento compartido.
En el “vamos juntos o no vamos”.
Porque si para conseguir algo tengo que traicionar mis valores…
Entonces, no lo quiero.
🤝 Yo quiero ser esa persona que otros quieren tener en su equipo.
No porque lo sepa todo.
Sino porque estoy ahí.
Porque doy la cara.
Porque ayudo.
Porque no compito con mis compañeros… compito con mis propias versiones anteriores.
📌 Con mi equipo, siempre.
Porque el trabajo puede ser más que trabajo.
Puede ser un lugar donde creces, aprendes, ríes, fallas, mejoras… acompañado.
Y si tú también crees en eso…
Bienvenido.
Estamos en el mismo barco.

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